I AM WOMAN
Escucho
el tema de Helen Reddy que da título a este artículo mientras escribo. Hace más
de un mes que me pidieron este artículo pero no encontraba el momento —por
puro agotamiento— de entonar con mis palabras otra vez la
canción protesta de siempre para quedarme con lo dicho, aunque espero que no y
que el tiempo que invierto en estas líneas sirva, al menos, para dar voz a
todas las que piensan lo mismo que yo pero no pueden escribirlo y difundirlo.
Los derechos conseguidos no pueden perderse, retroceder es volver a reprimir, a controlar, a mostrar que alguien está por encima del oprimido y demuestra que la lucha ha sido inútil. Derecho conseguido, derecho consolidado.
El que piense que una mujer puede pasar por un aborto como el que se hace un tratamiento en una esteticista es que no tiene ni idea de lo que implica ser mujer y estar embarazada. Vivir un aborto es una experiencia siempre traumática por la que ninguna mujer quiere pasar pero, en el supuesto caso de que no tenga otra opción, merece ser atendida con todas las garantías sanitarias para, al menos, asegurar que no sufrirá complicaciones y que podrá recuperarse adecuadamente sin sentirse como una delincuente. Tanto si es espontáneo como inducido, pasar por un aborto es una de las vivencias más difíciles que una mujer puede afrontar, no va a olvidarlo nunca. Soy una mujer pro vida, pro vida digna y también pro vida cuando aseguro que las mujeres tienen derecho a ser atendidas con todas las medidas que garanticen su recuperación. Estoy pensando en todas esas mujeres que se han enfrentado a una gestación complicada con nulas posibilidades de llegar a término y han tenido que unir a su desgracia la de sufrir a un equipo médico objetor que ha prolongado la tortura de su desgracia aun a costa de hacer peligrar sus vidas porque sus creencias les impedían poner fin inmediato a semejante sufrimiento. ¡Indignante! España. Año 2022 y todavía se dan casos de embarazos inviables que un responsable de servicio se niega a interrumpir por ir en contra de sus creencias. En un servicio público no, en un servicio público hay que garantizar la atención. Yo también tengo mis ideales pero no permito que se cuelen en mi actividad profesional, yo en mis clases enseño y no adoctrino, pues un médico lo mismo. Un médico en un servicio público es un médico y está para atender y ser profesional y no puede decidir que una mujer prolongue la tortura de esperar a un “parto natural”
—repito, aun a costa de su vida— ante la certeza de que su gestación no tendrá el final esperado, porque nada me parece más antinatural que un parto del que se sabe que no nacerá un ser vivo o con posibilidades de vivir. Eso es una tortura para la madre y obligarla a arriesgar su vida algo del todo intolerable. Los servicios públicos tienen que garantizar que ante esta circunstancia —o ante cualquier otra que implique la necesidad de interrumpir un embarazo inviable— la mujer va a ser atendida adecuadamente —física y mentalmente— y con toda la profesionalidad que la circunstancia requiere. Por una vez estoy de acuerdo con Tedros Adhanom —Director General de la OMS— cuando dice: “Todas las mujeres deben poder decidir sobre sus cuerpos y salud. Punto y final. El aborto seguro es parte de la asistencia sanitaria”. Una mujer debe ser libre para decidir si quiere no continuar con un embarazo consecuencia del abuso, la violencia o el maltrato. Libre para decidir sobre su cuerpo independientemente de la circunstancia, respetando y sin cuestionar la Ley vigente. Un aborto es siempre una experiencia horrible que ninguna mujer, en ningún caso o circunstancia, quiere vivir pero, en el que caso de que sea necesario, tiene derecho a ser atendida y que el Sistema lo garantice según Ley. Insisto: derecho conseguido, derecho consolidado.Helen Reddy es una de las mujeres que habitan en mí —así llamo a las mujeres que por diferentes motivos me resultan inspiradoras— y no solo porque fue la primera australiana en ganar el Grammy a mejor interpretación vocal pop femenina. Tiene su lugar en mi interior junto a Tina Turner y Aretha Franklin. Mujeres talentosas y brillantes que tienen en común el haber compartido parte de su vida con uno de esos maridos parásitos incapaces de soportar el brillo de sus mujeres y que, en los tres casos, las llevaron a la ruina —en todos los sentidos— pero a ninguna pudieron quitarle su talento porque hay flores que da igual que las arranques donde las planten florecen. Mujeres que son un ejemplo y la prueba de que se puede, siempre se puede, pese a los que te dicen que no —“If I have to, I can do anything”.
La ONU declaró en
1975 el año de la mujer. Desde entonces I am woman ha sido el himno no
oficial del Día Internacional de la Mujer. Las mujeres siempre hemos sido un
grupo al que hay que controlar y oprimir y controlar nuestros cuerpos es parte
de ese control —“Oh
yes, I am wise But it's wisdom born of pain”—. Y sí: “I am woman, hear me roar” porque “I’m strong (Strong) I
am invincible (Invincible)”.
Las mujeres necesitamos estar unidas y apoyarnos
porque juntas somos más fuertes y lo que una mujer consigue lo consigue para todas. I
am woman, sí, y me he metido en este charco por todas las que llevan meses
pidiéndomelo. Soy una mujer y no creo que nadie tenga derecho a decidir sobre
mi cuerpo. La actual Ley del aborto no puede ponerse en cuestión, de lo que
debemos preocuparnos es de que se cumpla.
©Sonia Gonzálvez
BLOGMASTER: Uno escribe y cada uno
entiende lo que quiere. Derecho conseguido, derecho
consolidado.
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